(Esta entrada de un blog antiguo corresponde al 16 de agosto de 2005)
Hoy finalizaba oficialmente mis vacaciones y eso significaba poco más o menos que ya no iba a encontrar excusas oficiales para retrasar algunos de mis dibujos pendientes. Por lo demás, implicaba una hora determinada para levantarme y un desplazamiento en bicicleta. Ahí estaba el problema, no en la bici, que arreglé el pinchazo el último día de mis vacaciones oficiales, sino en la hora de levantarme:yo creía que era una, pero nuestra gata Bruxa no era de la misma opinión, y a las cinco de la madrugada, por una misteriosa conexión neuronal, Bruxa estaba maúllando sin parar: le hemos puesto comida, la hemos acompañado afuera, pero no había manera humana (ni felina) de que se callara y mi madrugón se ha adelantado al amanecer.
Este ha sido un argumento como otro cualquiera para justificar que debía buscarme algo para superar mi reinicio:
-Me compraré unos libros que tengo pendientes.
Y eso he hecho, he ido a la FNAC y he vuelto con la tercera edición corregida y ampliada del Arte Secuencial de Will Eisner (incluye un apartado sobre impresión digital), y el libro Taller de ilustración digital. Género fantástico, de Martin McKenna, Evergreen. Ya los comentaré cuando los haya leído. Ah, y para superarlo me he vuelto a leer el Contrato con Dios, de Eisner, algo que deberíamos hacer al menos una vez al año.
Ahora Bruxa duerme, supongo que para coger fuerzas para esta madrugada. No hay problema. Ya he decidido dedicar el madrugón a terminar la revisión de los guiones que estoy poniendo a punto para Malavida.
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